Con la llegada de la primavera nos deleitamos con el estreno de nuevas, y espectaculares, series en las diferentes plataformas a las que los televidentes contamos acceso. Entre ellas se encuentran dos propuestas que brillan por su excelencia narrativa pero se quedan en el camino al tratar temas de género. Estoy hablando de las magníficas : ‘Unbreakable Kimmy Schmidt’ y ‘Last Man On Earth’.
Ambas series cuentan con premisas interesantes que comparten ciertas características: la primera gira alrededor de Kimmy, una sobreviviente de un culto apocalíptico que tiene que aprender a vivir en la sociedad moderna después de años de cautiverio. La segunda se centra en Phil, un sobreviviente del Apocalipsis que tiene que aprender a vivir creyendo que es el único hombre vivo en el planeta.
Con una mano en la cintura puedo asegurar que son el par de series más originales que se han estrenado en lo que va del año y, sin lugar a dudas, de mis favoritas. Sin embargo, encuentro terribles problemas en la construcción de género en ambas que, si bien no les resta ese toque de originalidad, perjudica la perspectiva que quieren ofrecer. En ambas existe un profundo problema para representar la dualidad entre hombres y mujeres. En ambas se reduce al género opuesto a una serie de características estereotípicas que, en la actualidad, resultan obsoletas.
Por un lado tenemos a los hombres que rodean a Kimmy en ‘Unbreakable Kimmy Schmidt’, divididos en dos bandos: el grupo de los misóginos, manipuladores y egocéntricos, y el de los estúpidos, que no tienen forma de articular una palabra sin ridículos. Los creadores de la serie se esfuerzan en reducir al género masculino a un grupo de seres neandertales incapaces de dialogar ni manifestar simpatía alguna.
Normalmente acostumbro a celebrar cuando una serie toma las riendas de su discurso para expresar las enormes desventajas de género a las que nos encontramos sometidos en el mundo actual. Sin embargo, me parece que ésta-en su intento por ser feminista- se pierde en el diálogo hembrista. Es claro que los personajes femeninos están perfectamente construidos (lo cuál me da muchísimo gusto), pero los masculinos se quedan muy atrás en el camino.
Por otro, tenemos a las mujeres que rodean a Phil en ‘The Last Man On Earth’, divididas también en dos bandos: el de la mujer histérica, terca, celosa y con OCD, y el grupo de la escultural muchacha que su única motivación es tener sexo. Con esto, los escritores se encierran en un universo diegético donde sólo existen los blancos y negros y no una colorimetría de género intermedia.
Algo que me entristeció en demasía, ya que la premisa de la serie daba mucho para poder experimentar con nuevas construcciones de género. Sin embargo, termina por caer en la salida fácil al complacer a lo que ellos creen que debe ser su público meta: uno muy masculino.
Con el surgimiento de estos discursos es más que claro que nos encontramos en una era donde la batalla entre géneros es inevitable. En lugar de tratar de buscar una igualdad, los mensajes terminan por caer en lugares cómodos y perspectivas anticuadas. Algo que muy pocas (pero efectivas) series han logrado hacer.
Tomemos como ejemplo a dos series muy actuales que funcionan como perfecto contrapunto narrativo en relación a las ya mencionadas: ‘Parks and Recreation’ y ‘Man Seeking Woman’. Ambas presentan una intrincada construcción de género entre sus personajes.
La primera se distingue por presentar uno de los discursos más positivos de la televisión actual: nada es imposible. En ella podemos gozar de personajes femeninos empoderados (Leslie Knope, Ann Perkins, April Ludgate), con capacidad de tomar decisiones por si mismos y sin la necesidad de mostrar partes de su cuerpo para ser sensuales. Algo parecido sucede con los personajes masculinos: son individuos que no se sienten amenazados por sus compañeras de trabajo, y de vida, hombres (como Ben Wyatt y Ron Swanson) capaces de gozar su masculinidad sin dejar de lado su lado sensible.
La segunda tiene todos los elementos para escaparse por la salida fácil y caer en la comedia simplona donde las mujeres no funcionan más que como objetos cosificados capaces de satisfacer al protagonista y no es así. Josh (el protagonista) se encuentra en la búsqueda del amor de su vida y, en medio de su trayecto, se encuentra con una serie de mujeres construidas de una forma trascendental, que afectan directa, e indirectamente, la vida de él. No son sólo personajes de fondo, son mujeres con voces, con sueños y decisiones de vida, como su hermana Liz.
Todo sería diferente si Kimmy se encontrara en su camino con figuras masculinas como Ron Swanson, capaces de apoyarla en su trayecto sin sentirse intimidados por su seguridad. Sería maravilloso si Phil se encontrara con figuras femeninas como Leslie Knope, capaces de apoyarlo en sus decisiones de vida sin saltar a conclusiones sin fundamentos.
En la televisión actual nos hacen falta más Liz’s, Leslies, Ron’s y Josh’s que nos recuerden lo complejas que son las relaciones de género, pero sobretodo, lo coloridas (y tridimensionales) que son las personas que las conforman.