Debo ser honesto con ustedes, cuando me enteré que se haría un reboot de Ghostbusters con un elenco integrado por puras mujeres (entre ellas Kristen Wiig y Kate McKinnon) me pareció una excelente idea y, aún a la fecha, me parece uno de los mayores aciertos de la película. Sin duda alguna, el maravilloso cast se lleva todas las palmas del filme.
Aún así, no estoy aquí para hablar de todo lo que me gustó de Ghostbusters y lo mucho que me reí (porque así fue) sino para hablar de un problema que he visto repetidas veces suceder en la industria audiovisual: la competencia entre géneros como solución al sexismo recalcitrante que se vive en Hollywood (y en la vida real) día con día.
Si hay algo en lo que me gusta hacer especial hincapié cuando veo algo nuevo es precisamente en la representación de equidad de género y las formas en las que se habla de sus hombres y mujeres. Si bien es cierto, el mundo de las películas, más que la televisión, aún sigue muy atrasado cuando se trata de representar correctamente a los personajes femeninos, así como en mantener un equilibrio entre hombres y mujeres.
También es cierto que han habido muchos directores, y casas productoras, que han enfocado sus esfuerzos en crear propuestas modernas donde se trata de mejorar el discurso, creando representaciones correctas y equitativas tanto de personajes femeninos y masculinos en su cine, ahí tenemos a la maravillosa Mad Max: Fury Road como el mejor ejemplo.
Sin embargo, creo que también muchas personas detrás de muchos otros proyectos no han entendido bien lo que significa mantener una equidad de género en sus productos audiovisuales. No se trata de darle más protagonismo a sus personajes femeninos, ni tampoco hacer menos a sus personajes masculinos. No se trata de una competencia para decidir cuál género es mejor.
Se trata, más bien, de encontrar un equilibrio donde ambos géneros sean representados correctamente, sin estereotipos, ni simplificaciones. Como individuos con características particulares, con defectos y virtudes, como personas completas que toman decisiones y se responsabilizan de ellas. Algo que no está presente en Ghostbusters y que sin duda alguna le hace mucha falta.
Si hay algo con que el filme puede vanagloriarse es con la presencia de sus 4 personajes femeninos muy bien hechos y perfilados. Mientras el director nos presenta a cuatro mujeres talentosas que buscan lograr un bien común, que sienten, viven y piensan como cualquier otro ser humano, también tiene la audacia de mostrarnos a un puñado de hombres sin motivaciones, personalidad o caracterización alguna.
Todos los personajes masculinos en esta película o bien odian a las mujeres o no son lo suficientemente inteligentes para estar a su altura. Kevin, el alcalde y Rowan no son más que una caricatura y una representación muy simplista de lo que significa ser hombre en la sociedad actual.
Lo que me lleva a preguntarme ¿En qué momento se decidió que con minimizar a un género para darle ventaja a otro se lograría mejorar, o incluso aportar algo al debate, en el tema del sexismo recalcitrante que vemos todos los días? No, esto no se trata de poner a un género por encima del otro a manera de venganza por todos los años de machismo,se trata de algo totalmente diferente. Se trata de buscar equidad de género.
El mismo problema puede ser visto en películas como Bad Moms, donde los hombres no son más que esposos desinteresados, o en series como Unbreakable Kimmy Schmidt (sobre todo en su primera temporada), en la que existe una variedad de personajes masculinos que son ridiculizados constantemente, o vídeos musicales de Jennifer Lopez y Britney Spears , donde los hombres son cosificados de principio a fin.
No, el esposo poco cariñoso que engaña a su esposa no es la forma de solucionar ni combatir al personaje de la femme fatale . No, un hombre que no tiene otro motivo más que lucir su cuerpo en un vídeo musical no es más ni mejor que la modelo semi-desnuda que matan al instante en una película. No, los personajes de policía y recepcionistas ineptos tampoco tienen mucho que pedirle al personaje de rubia poco inteligente.
Me gusta creer que la intención detrás de estos discursos no es mala y que, a fin de cuentas, lo que buscan es tratar de darle el protagonismo que la industria les ha quitado a los personajes femeninos a lo largo del tiempo. Sin embargo, esa no debería ser la solución.
La idea más bien es contar historias que enfoquen sus esfuerzos no en minimizar al otro género, sino en celebrar la diferencia sin necesidad de hacer uso de la discriminación y las limitaciones simbólicas auto-impuestas. Ese es el verdadero objetivo.